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Hace 30 años, un ejército sin rostro bajó de las montañas del sureste mexicano armado con viejos fusiles y machetes. Era sábado, el primer día de enero de 1994. Columnas de indígenas tzotziles, tzeltales, choles, tojolabales, mames y zoques con la cara oculta tras paliacates rojos, una guerrilla de ojos que miraban desafiantes a las cámaras, tomaron las principales cabeceras municipales de Chiapas, el Estado más pobre de México: San Cristóbal de Las Casas, Altamirano, Las Margaritas, Ocosingo, Oxchuc, Huixtán y Chana. Gritaron todo lo que durante años habían dicho sin que nadie los escuchase. Exigían la retirada del Gobierno mexicano. Esa vez, todo el mundo se volvió a verlos. Hoy, a 30 años del levantamiento, Chiapas vive una ola de violencia desde distintos frentes: la presencia cada vez mayor de los carteles y, con ellos, del consumo de drogas en las comunidades; el aumento de la militarización y una lógica depredadora del medioambiente alimentada por la especulación y los macroproyectos. Por lo que el EZLN decidió volver a Chiapas y trabajar en “su autonomía”, erigir escuelas y hospitales, afianzar su autogobierno. La principal pregunta ahora es cómo evolucionará el movimiento mientras continúa el asedio del crimen organizado y el espionaje estatal, en un cerco a la guerrilla y la población civil que semana a semana se torna cada vez más insostenible. Es pronto para saber hacia qué nuevos rumbos partirá la guerrilla más icónica de la globalización. Por el momento, celebra tres décadas de supervivencia frente al Estado; de su propia manera de entender la política y la vida, la dignidad y la libertad. El futuro del EZLN es incierto. Pase lo que pase, su presente y su pasado son una fábula nunca vista de resistencia que ha reescrito para siempre la historia de México. PAÍS AMÉRICA Suscríbete a nuestro canal: @elpais Visita Más vídeos de EL PAÍS: @elpais/videos Las noticias de esta semana: Síguenos en Facebook: Twitter: #elpais #méxico #chiapas #EZLN #zapatistas #san cristobal de las casas
