Llegamos al capítulo 3 y las mentiras de nuestra protagonista no se pueden sostener más cuando la verdadera Lidia Aguilar llega al edificio preguntando por qué nunca la llamaron para el trabajo. Esto es aprovechado por Carolina, la secretaria de Francisco, quien desde hace tiempo se la tiene jurada a Alba y llama a la policía para que verifiquen su identidad. Pero quien llega es Beltrán, el policía corrupto, y a cambio de su silencio le exige a la antigua ladrona que vuelva a robar para él, esta vez los planos de un invento desarrollado por el área técnica de la compañía. Alba acepta, pero consciente de que le está causando demasiados problemas a Francisco, le pide a este que se olvide de ella. Por su parte, Carlota cree ver el fin de su independencia cuando su padre al fin logra que la despidan de su trabajo, pero entonces aparece Sara, la supervisora, quien también es una feminista acérrima en secreto, y la salva ofreciéndole un puesto como espía del gobierno (es en serio, Las Chicas del Cable nos dice que
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