La pobreza en Ecuador interfiere en el día a día de los habitantes de las zonas rurales, aunque el desempleo y las difíciles condiciones de vida no quebrantan su estado de ánimo. Ellos están dispuestos a abrir sus puertas y corazones a la gente a la espera de un mejor futuro. En opinión del director del Centro de Derechos Económicos y Sociales, Pablo Iturralde, el débil crecimiento económico del país “no alcanza para todos“ y ha beneficiado solo a “un pequeño grupo de la sociedad“.
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