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Pocas películas evocan la pureza, el respeto, la espiritualidad y las virtudes implícitas del A-mort, y pocas películas muestran a un verdadero soldado alemán como realmente fue, un referente de caballerosidad, un hombre culto, nacionalista, respetuoso de otras naciones y pueblos, pero sobre todo por sus códigos de honor prusianos, incapaz de protagonizar cualquier delito, crimen, acto bochornoso, abuso contra las naciones que les tocó ocupar, como sí lo hicieron los bolcheviques y los aliados en toda Europa.
