Como en un sueño las cosas van sucediendo de manera extraña, casi sobrenatural. Pero ocurren, ayer eran Macron y Scholz quienes “declaraban“ la guerra y hoy fue Zajárova quien “aceptó la apuesta“. Carl Schmitt, producto de la efervescencia de entreguerras, proponía la salida al caos en la resolución autoritaria de un soberano que resolvía la dicotomía amigo/enemigo que, según él, era una realidad intrínseca al ser humano. Ayer como hoy, el liberalismo lo había confundido todo y la “solución“ se planteaba en base a un “tradicionalismo“ que diera sentido de identidad al hombre ¡Oh, qué curioso! Exactamente igual que hoy. Ya solo falta una buena carnicería que devuelva la “cordura“ liberal ¿O será que esta vez el plan es otro?
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