VALORES SOCIALES. LA DISTORSIÓN CORPORATIVA. 1. Si consideramos como “valores” las motivaciones básicas de la conducta de las personas, podemos fácilmente distinguir entre dos tipos de valores. Por un lado, los valores personales o de interés personal, que nos inducen a defender nuestros propios intereses individuales, ya sean de carácter material, psicológico o espiritual. Por otro lado, los valores sociales, que nos inducen a adoptar decisiones no en función de nuestro interés individual, sino del interés colectivo del grupo o comunidad en la que nos sentimos ubicados. Comunidad que puede ser la pareja, la familia, el grupo de amigos, la asociación, el sindicato, el pueblo o nación al que pertenecemos, e incluso la humanidad en su conjunto. 2. En la práctica, nuestras decisiones tienden a ser una combinación de motivaciones de interés individual y de carácter o interés social. 3. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta que los valores sociales se construyen en realidad sobre dos bases claramente diferenciadas. Por una parte, en base a los intereses comunitarios objetivos, lo que es realmente bueno o malo para el grupo o comunidad. Por otra parte, en base a la distorsión de esos intereses objetivos por parte de grupos de interés particular. 4. Como consecuencia de la trascendencia que en la evolución de las sociedades tienen los valores sociales, todos intentamos influir sobre ellos, debatiendo en entornos más o menos cercanos, difundiendo nuestras opiniones o las opiniones que nos agradan, etc. 5. Sin embargo, es evidente que no todos tenemos la misma capacidad de influir sobre los valores sociales. En el caso de Occidente, los gobiernos y, en último término, las grandes corporaciones, tienen una capacidad radicalmente desproporcionada para influir en la opinión pública y, a medio y largo plazo, ir conformando los valores sociales dominantes en base a sus propios intereses. Una capacidad que se despliega de forma directa a través del control de los grandes medios de comunicación, de la industria audiovisual, de su influencia sobre la educación o la investigación, sobre las ONGs o sobre la clase política. 6. De esta forma, lo que en este momento son valores sociales dominantes, que consideramos aparentemente derivados del interés social colectivo, son en realidad una combinación de retos e intereses reales de nuestra comunidad por un lado y, por el otro, del impacto distorsionador que sobre nuestra percepción de los mismos tiene, fundamentalmente, la influencia de las grandes corporaciones. 7. La trascendencia de esta dinámica es evidente. La influencia de los intereses corporativos no siempre consigue sus objetivos últimos, pero nos empuja a todos a tomar decisiones individuales y colectivas aparentemente positivas que, en último término, son socialmente indiferentes o, casi siempre, socialmente dañinas. 8. De ahí que, en el análisis de la gestión de los valores sociales, nos situemos ante el objetivo básico de hacer prevalecer los intereses colectivos “reales” sobre los impulsados o impuestos por los grupos de interés particular. 9. Tanto en el ámbito de los intereses individuales como en el de los intereses colectivos reales y en el de los intereses colectivos inducidos por las grandes corporaciones, nuestro posicionamiento se basa siempre en una combinación de análisis racional y de gestión de emociones, sentimientos y sensaciones. 10. Por supuesto, ante un riesgo de interferencias particulares o corporativas, es casi siempre imprescindible apelar al análisis racional sobre lo que son y no son los intereses colectivos objetivos. Precisamente con el objetivo de dificultar este análisis, las corporaciones tienden a manipular fundamentalmente las emociones y los sentimientos de los ciudadanos, con el fin de dificultarles el análisis racional de la realidad. 11. Como veremos, una gestión paciente y eficaz de esta distorsión corporativa es la que ha conseguido corromper retos objetivos de nuestra sociedad como la emancipación de la mujer, la defensa del medio ambiente, la protección de las minorías o de los migrantes. Una corrupción que ha ido progresivamente generando valores irracionales que ubicamos en el ámbito del posmofeminismo, el catastrofismo climático, la manipulación de las reivindicaciones de grupos minoritarios o la ocultación de la explotación laboral masiva y la manipulación social que se esconden detrás de los fenómenos migratorios. Éste es un documento elaborado por EKAI Center dentro del Proyecto GOGOZ, siguiendo la metodología de consenso HURBIL. Gracias por tu interés. Sigue con nosotros. Si compartes las ideas de este texto, crees que sería bueno hacer algo al respecto y vives en el País Vasco, ponte en contacto con nosotros. PDF:
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