La vida que espero y esperaré a la sombra en el oasis que me inventé. Como el sabio en las cumbres del saber, soy alga en el mar de la calma; soy tabla de mi propia salvación. Me quiero y me protejo de mi misma voz. Llévame, con mi corazón yo suelo hablar, donde reine un tibio sol a la luz de una espiga donde calentar mis pies descalzos, o quizá donde andar. Quien duda no espera remanso en el agua fiera. Qué pienso, si siento, anhelos del sentimiento. Mi risa, mi tiempo, que crezcan ansi
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