Los Moses vienen de Dinamarca, y como allí todo, excepto la corte del buen Hamlet, rezuma limpieza y seriedad, nuestros chicos apuestan por un sonido sucio, muy sucio. Fusión bastarda y sofocante entre los Blue Cheer, los Black Sabbath y los Cream. Alucinante en los momentos más guitarreros. Al final resultan algo así como irse de “guateque“ universitario con una o dos copas de más. Y es que hasta nuevo aviso la ronda la paga el primero que abandone la sala.
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