Tenía una pierna más corta que la otra. La izquierda medía seis centímetros menos que la derecha y sus pies curvados 80 grados hacia adentro. Aun así, todos los defensores se hallaban en desventaja cuando caían en las trampas de sus piques, sus amagues, sus enganches y sus desbordes. Cuando era niño y le veía jugar, su hermano le dijo que parecía una garrincha y ese fue su tótem para el resto de su vida.
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