Timofey, el gato de Pallas del zoológico de Moscú, estaba tan decepcionado por el chaparrón de aguanieve que cayó en Moscú que, por primera vez, ni siquiera se acercó a la comida que le llevaron. Al principio, estuvo encerrado en la cabaña por mucho tiempo. Luego salió, pero se sentó en el porche. Se tomó unos 15 minutos para bajar los escalones. Y entonces empezó a escabullirse. Pero se notaba lo poco que le apetecía caminar por la nieve aguada, lo desagradable que era para él mojarse las patas peludas. Al final volvió a la cálida casa para dormir.
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