Este retrato subraya las cualidades como pedagogo que caracterizaban a Bernstein, y la preocupación permanente que tenía por la transmisión del conocimiento y de la experiencia. El propio Leonard Bernstein se veía como un eslabón en una larga cadena de tradición musical que llevaba de Koussevitzky, Mitropoulos, Reiner y Copland hasta sí mismo, y que debía continuar lógicamente con una generación más joven representada por Seiji Ozawa y Michael Tilson Thomas, así como por compositores jóvenes a los que tuvo la oportunidad de enseñar. Para Leonard Bernstein, la música y el amor eran dos conceptos sinónimos, como lo eran para él los conceptos de aprendizaje y enseñanza. Esta película reúne imágenes excepcionales en las que se puede ver a Bernstein ensayando con varias orquestas —y algunos solistas famosos como Krystian Zimerman—, conversando con amigos y estudiantes, y trabajando en Viena, Nueva York, Tanglewood y Salzau.
Hide player controls
Hide resume playing