Guest
A kilómetros del poblado de los padres de María encontramos el lugar más parecido en nuestro país. Lo localizamos a 10 minutos del centro de Madrid. El Gallinero es una zona de tierra y escombros viven 600 personas, de los que la mitad son menores de edad. En todas las casas de este poblado hay niños pequeños. Casi todas las familias son numerosas y viven en un espacio reducido. Las autoridades les obligan a escolarizar a los niños mayores de tres años. Desayunan y comen en el colegio sin coste alguno, como forma de llevar un control sobre las familias que malviven en el Gallinero y sobre sus hijos. Los niños del Gallinero están censados. La policía tiene contacto diario con los habitantes del poblado. Ante cualquier duda sobre el origen de un menor, actúa la justicia. La fiscalía trata de evitar que en nuestro país se dé un escándalo como el de Grecia. Este español es uno de los máximos especialistas mundiales en ADN. En una década ha conseguido evitar 250 adopciones ilegales y ha identificado a 620 menores perdidos. El papa Francisco le llama para que ponga en marcha, junto a otros expertos, un plan contra el tráfico de menores. “España es uno de los países donde hay una mayor lucha y estudio sistemático del tráfico de menores pero es un problema que, como muchas enfermedades, sólo dan la cara cuando ya han avanzado”, nos cuenta. Según sus cálculos, más de un millón de niños son vendidos cada año: “Es un problema relacionado en paralelo con el tráfico de armas y de drogas, a través de mafias y de conjuntos de organizaciones criminales”. “El destino de los niños perdidos es muy variado, va desde adopciones ilegales, introducción en bandas criminales, mendicidad, hasta explotación de tipo sexual”.
