Silencio, miedo, dobles sentidos, desconfianza y voces diversas. Todo esto está en el ambiente que uno encuentra en el Sáhara Occidental, en el territorio ocupado por Marruecos. De todos los conflictos internacionales, el del Sáhara Occidental es uno de los pocos que consigue movilizar a la sociedad española y resulta llamativo el contraste entre la implicación de muchos ciudadanos de a pie y la tibieza de la política española en este conflicto, creado, al fin y al cabo, por España al abandonar el territorio en 1975
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