La vida del joven ha de fundamentar principalmente en una profunda VIDA INTERIOR, de oración y de penitencia, sacrificio y servicio a Cristo Rey en su día a día, para su patria, para su familia, en su trabajo... La reforma del mundo vendría principalmente con la abundancia de religiosos y seminaristas en conventos y seminarios bajo la Doctrina Tradicional de la Iglesia, y de aquí irradiar al mundo la Luz del Evangelio que impregne todas las actividades del hombre en la tierra para dirigirlos la cielo.
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