Tras las elecciones del pasado domingo 28 de julio, Venezuela se ha sumido en el caos. La oposición denuncia fraude electoral. El oficialista Consejo Nacional Electoral (CNE) dio como vencedor al presidente Nicolás Maduro ya el mismo domingo, con un 51,2% de los votos, frente al 44,2% de su rival Edmundo González. La oposición considera que se vulneraron los procedimientos de transparencia e integridad previstos, y que no se aportaron datos que verificaran lo aportado por el CNE. Por tanto, los opositores, liderados por María Corina Machado, afirman que fueron ellos los ganadores, con casi el 70% de los votos, según casi copias de actas que aseguran tener en su poder, junto con otras que arrojan datos parecidos y que consideran las verdaderas. Ante esta discrepancia, la violencia ha aprendido en las calles el país. Maduro está perdiendo su control. María Corina Machado, que incluso ha afirmado que teme por su vida, ha convocado para este sábado 3 de agosto manifestaciones por toda Venezuela reivindicando la victoria de la oposición. A lo que se une la rebelión de algunas bandas. Esta situación también se ha convertido en una pugna geopolítica. Estados Unidos, al igual que otros países de su órbita, ha reconocido a Edmundo González como ganador de las elecciones. Mientras que los países del otro bando geopolítico sí han reconocido la reelección de Nicolás Maduro, como es el caso de Bolivia, China, Cuba, Honduras, Irán, Nicaragua, Rusia. También en España se ha producido un cisma político, tanto en partidos como por parte de destacadas personalidades, cada uno posicionándose en un bando. Este contexto agrava la situación socioeconómica de un país ya de por sí sumido en una profunda crisis desde hace años. Por el momento, no se ven visos de solución pacífica. Hasta ahora, las Fuerzas Armadas, la policía y los servicios de inteligencia venezolanos garantizan la supervivencia del régimen, tanto por convencimiento como por los altos salarios que reciben. Además, la inteligencia cubana se ha convertido, desde 2002, en la guardia pretoriana de la presidencia venezolana. Tampoco se debe desdeñar que un sector importante de la población, al menos 30%, los más desfavorecidos, apoyan incondicionalmente a Maduro. Solo esperamos y deseamos que la nación hermana pueda resolver su extrema situación de forma pacífica y democrática, en la que se respete la voluntad del pueblo, sin injerencias externas de ningún signo. En este programa analizamos a fondo esta delicada situación, con grandes expertos internacionales.
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