A finales de 1942, los rusos todavía mantienen Stalingrado y el frente del este estancados. En el Atlántico Norte, los aliados logran reducir la amenaza de los submarinos alemanes. Mientras que en El Alamein en el desierto de Egipto, el Imperio Británico detiene el peligroso avance de las tropas de Rommel hacia el Canal de Suez. Los Británicos consiguen abrir un nuevo frente en el Magreb. Para asegurar la costa mediterránea de Francia, Hitler invadió la “Zona Libre“, e intensifica la deportación de los Judios en toda Europa. Pero los alemanes quedan impotentes contra el ataque del general Zhukov Stalingrado y no pueden frustrar el cerco de sus tropas. Hitler intentó una última ofensiva contra el Ejército Rojo en Kursk que no le dió resultado. Al mismo tiempo, los aliados desembarcaron en Sicilia e Italia cambió de bando. El nudo se está apretando alrededor de las fuerzas del Eje en Europa, pero, más que nunca, Hitler estaba decidido a luchar hasta el final.
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