Música: José María Aguilar Letra: Celedonio Flores He rodao más que bolita de pebete arrabalero y estoy fulero y cachuso por los golpes, ¿qué querés? Cuantas veces con un cuatro a un envido dije ¡Quiero!... y otra vez me fui a baraja y tenía treinta y tres. Te conocí cuando entraba a fallarme la carpeta, me ganaste con bondades poco a poco el corazón. El hombre es como el caballo, cuando ha llegado a la meta afloja el tren de carrera y se hace manso y sobón. Vos sos buena, no te alcanza ni el más mínimo reproche y sos para mí una amiga desinteresada y leal, una estrella en lo triste de mi noche, una máscara de risa en mi pobre carnaval... Vos me torciste la vida, te pusiste en mi camino para alegrarme con risas, con amor y con placer. Y entré a quererte, por esa ley del destino sin darme cuenta que estaba ya viejo para querer... ¿Viejo?...Porque tengo miedo que me sobrés en malicia. ¿Viejo?...Porque desconfío que me querés amurar. Porque me estoy dando cuenta que fue mi vida ficticia y porque tengo otro modo de ver y filosofar. Sin embargo, todavía, si se me cuadra y me apura puedo mostrarle a cualquiera que sé hacerme respetar. Te quiero como a mi madre, pero me sobra bravura pa'hacerte saltar pa'arriba “Cuando me entrés a fallar“.
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