En las primeras horas del alba, mientras la ciudad de Belgorod aún dormía, una mortífera flota surcó sus cielos con sigilo. Siete proyectiles y cuatro aves de acero, despachados desde las entrañas del conflicto en Ucrania, vinieron a recordar a los habitantes de la pacífica urbe que la guerra ya estaba entre ellos... Informe: Daniel Morocoima Código de redactor: REF09JR2
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