Los grandes árboles son el elixir de la vida en la Tierra. Limpian el aire, garantizan la biodiversidad y son importantes guardianes del clima. Pero estos gigantes son cada vez más escasos. La tala, la sequía y las plagas afectan a los árboles gigantes y destruyen sus ecosistemas. Pero ideas poco convencionales y un replanteamiento del uso de los bosques pueden proteger los árboles. “Deberíamos tratar a los grandes árboles como si fueran de oro“, afirma la investigadora estadounidense Meg Lowman. Fue la primera científica en explorar las copas de los árboles en los años setenta con la ayuda de tirolinas fabricadas por ella misma. Ahora se ha marcado un ambicioso objetivo como punto culminante de su carrera: salvar los diez bosques más ricos en especies del mundo. Para conseguirlo, Meg Lowman y su equipo están construyendo senderos colgantes entre las copas de árboles gigantes en la selva. Estos senderos son gestionados por
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