La investigación del FBI sobre los vínculos entre el exmandatario estadounidense Donald Trump y Rusia con motivo de las elecciones presidenciales de 2016 se basó en datos no analizados ni verificados, concluyó esta semana el fiscal especial John Durham. Considera que los servicios de inteligencia estadounidenses ni cumplieron con sus estándares ni analizaron críticamente la información que iba en contra de la narrativa de dicha relación conspirativa. Es decir, le dieron pábulo a una acusación que con el tiempo se ha demostrado falsa.
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