Los primeros recuerdos musicales de Jordi Savall se remontan a su infancia, al amor de su madre trasmitido en las canciones de cuna. Aprendió a cantar en el coro de la escuela, pero fue al escuchar el Réquiem de Mozart cuando decidió dedicarse a la música. Con los ahorros de su trabajo en una fábrica de tejidos compró su primer violonchelo, con el que se inició de manera autodidacta. Fue el descubrimiento de las partituras antiguas de M. Marais, F. Couperin, A. Forqueray, etc., lo que le hizo cambiar el violonchelo por la viola da gamba. Junto con su esposa Montserrat Figueras, fallecida en 2011, ha dedicado su carrera profesional a rescatar y actualizar la música antigua, con el objeto de reivindicar su modernidad. 29 de mayo de 2014 Fundación Juan March, Madrid
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