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Los grandes indicadores de crecimiento para la economía española están rotos. Aquellos aspectos que en el futuro tienen que hacer que nuestra economía crezca y se haga más próspera están del revés, y no hay ni uno positivo. Así las cosas, lo que espera la OCDE de España es un estancamiento absoluto mientras vemos de manera irremediable como cambiamos a los mejores, que se marchan del país, por proyectos de compatriotas de futuro incierto. El invierno demográfico y la total ausencia de reformas para mejorar la productividad y el mercado formativo y laboral llevarán a España a un país de dependientes de lo público, que a su vez se comerá cada vez más la iniciativa privada con impuestos. Los tiempos de bonanza asociada a la lluvia de millones provocada por la crisis económica de la pandemia se acaban, y con ello la bonanza artificial (y la inflación) en la que hemos estado viviendo: Esto es lo que viene, c
