Un barrio residencial de Mariúpol ubicado frente al mar de Azov ha quedado totalmente destruido a causa de los ataques, que parecen no tener fin. Las fachadas negras de los edificios, las ventanas con los cristales rotos y los escombros que han dejado los bombardeos forman parte ahora del nuevo paisaje urbano de esta zona. Una iglesia cristiana ortodoxa, que representa la unión entre la cultura rusa y ucraniana, también está en ruinas.
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