Henrik es admirado por sus hijos como héroe de guerra y es dueño de una fábrica. Una noche lleva a su secretaria Ana María a su casa. Cuenta los horrores de la guerra, que su país quedó en ruinas y que México le abrió las puertas para una nueva vida. Termina relacionándose con la joven, pero comienza a ser acosado con las llamadas telefónicas y es seguido por un auto. Al contarle a Ana ella le confiesa que es del Shinshe, servicio secreto de Israel. Henrik confiesa a su familia que es alemán y que fue hallado culpable por el tribunal de Nuremberg. Al entregarse para ser llevado a Israel se entera de que su íntimo amigo Miguel fue quien lo vendió.
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