En la campiña italiana caracterizada por antiguos olivares y viñedos, junto a los habituales limoneros y naranjos, ahora es posible encontrar plantaciones de frutas exóticas. Los agricultores ahora han adaptado su producción al cambio climático, y ahora cultivan plátanos, mangos, papayas, maracuyá, limas, pomelos y aguacates, incluso granos de cacao y café, replicando prácticamente lo que se cosecha en países tropicales.
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