La caballerosidad del doctor Watson le obliga a ocultar las fechas de este caso en el que Sherlock Holmes debe tratar con “la peor persona que hay en Londres“, según él mismo. Define también el detective a Charles Augustus Milverton como “el rey de los chantajistas“. La visita de la encantadora Lady Eva Brackwell, cuya boda con el conde de Dovercourt está en peligro, obliga a Holmes y Watson a visitar al repugnante Milverton, para recuperar una carta comprometida. La mano de una dama, antigua víctima del chantajista, acabará con la vida de Milverton. Holmes se erige una vez más en juez y permite la huida de la vengativa dama, cuya importancia social impide a Watson narrar el caso hasta el fallecimiento de la misma.
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