“La envidia, si no se controla, conduce al odio”. Esta ha sido la advertencia del Papa Francisco hoy durante su Audiencia General en la que ha hablado de dos vicios: el de la envidia y el de la vanagloria. Aún un poco resfriado y con la voz algo cansada, el Papa ha encomendado la lectura de su novena catequesis sobre los vicios y las virtudes a monseñor Filippo Ciampanelli, oficial de la Secretaría de Estado. En el texto preparado, el Papa asegura que estos dos vicios son propios de quien “aspira ser el centro del mundo“, de quien desea el mal del otro, pero en realidad “desea ser como él“. Según el Papa, el rostro de la persona envidiosa es siempre triste. Y en cuanto a la vanagloria, el Papa ha dicho que quien “posee un yo inflado“ y no se fija en los demás, tiende a agobiarlos, mendiga siempre atención, y “se enfada ferozmente“ cuando “no se reconocen sus cualidades“. Con un hilo de voz, al final de la Audiencia
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