El Dios de los cristianos es y debe ser infinitamente bueno, más bueno que el caldo de pollo, más bueno que el sueldo de Messi, más bueno que una cerveza en la playa, en fin, más bueno que una buena rascada de tompiates. Efectivamente, Dios debe ser lo máximo en bondad. Pero, porque siempre hay un pero en estas historias, la verdad es que no es así, porque hay un pequeño detalle que le da en toditita la madre a esa supuesta bondad del viejito de las barbas blancas, la existencia del infierno que prueba, sin embargo, que este Dios no se acerca ni siquiera a la categoría de mínimamente bueno. Les invito a seguir este razonamiento conmigo: Dios podía, puesto que es libre, pues no crearnos, seguir eternamente jugando con su sagrado escroto o rascándose ahí donde no pega el sol, lo que viene siendo el “sin orillas”, pero ni modo, nos ha creado. Y ya que uso su divino tiempo en crearnos, puesto que es todopoderoso, podría habernos hecho buenos, inteligentes, guapos, millonarios, rodeados de lujos y comodidades, que es lo menos que un ser divino puede hacer por los que dice que son su amada creación, pero ya se habrán dado cuenta de que no es así, Él nos ha creado muy al aventón, a unos los hizo buenos y a otros los hizo malos, a unos nos hizo guapos y a otros feos, a unos los hizo inteligentes y a otros los hizo como Peso Pluma. INTÉGRATE AL GRUPO DE FACEBOOK: DONACIONES EN PATREON: APOYA AL CANAL CON PAYPAL:
Hide player controls
Hide resume playing