Investigadores de la Universidad Técnica de Dinamarca tomaron señales electromagnéticas del campo magnético de la Tierra medidas por la misión de satélites Swarm, de la Agencia Espacial Europea, y las convirtieron, por primera vez, en sonido, con un resultado “aterrador“. Este campo, generado en gran parte por un núcleo de hierro líquido sobrecalentado en el interior de nuestro planeta, nos protege de la radiación cósmica y de las partículas cargadas transportadas por los poderosos vientos que provienen del Sol, explicó en un comunicado la semana pasada la ESA.
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