Ekaterimburgo es un lugar místico. Creció de la nada a partir de un pueblo de mineros para convertirse en la tercera ciudad más importante de Rusia. Ekaterimburgo fue un territorio cerrado durante varias décadas, pero hoy en día se ha transformado en una metrópoli llena de misterios que parece vivir en varias dimensiones a la vez. Edificios ultramodernos junto a edificios de los siglos XVIII y XIX, así como de la época soviética. Si das unos cuantos pasos en una dirección distinta, en lugar de un barrio de una ciudad moderna, puedes encontrarte a principios del siglo XX, paseando por una antigua calle llena de edificios prerrevolucionarios. La ciudad es un importante centro industrial y una estación principal del Transiberiano. El primer emperador de Rusia, Pedro I, fundó la ciudad en 1723 como una fábrica-fortaleza situada junto al río Iset y esta acabó siendo el último lugar en el que vivió el último emperador, Nico
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