Hubo un tiempo en la Tierra en el que centenas y miles de Evangelios se difundían y corrían entre la gente. Cada uno era único, original e inagotable. Por desgracia, ninguno de esos Evangelios antiguos ha llegado hasta nosotros. La Inquisición Romana, no solo eliminó los pergaminos teorrevelados, sino que los borró de la memoria popular, borrando sus huellas criminales de modo minucioso. El Evangelio de la Teoengendradora del Monte del Ruiseñor, AMO TE, resucitado milagrosamente de las cenizas de las hogueras inquisitoriales. Es más, este se ha enriquecido de sobra con la sabiduría inefable de la experiencia pasional única que vivió la Diosa Virgen Madre durante dos mil años.
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