Cuando el Titanic “Chocaba” con un iceberg el 14 de abril de 1912 y todo el mundo se volvía loco tratando de salvar su vida Charles Joughin se mantenía completamente sereno y relajado. Era el jefe de panaderos del barco y era el único de todo su equipo que mantuvo la calma y comenzó a repartir pan a los botes salvavidas para que la gente tuviera comida suficiente en lo que era rescatada. En ese lapso de tiempo ayudo a mujeres y niños para que abordaran hasta que finalmente ya no quedaron botes salvavidas para nadie. El agua llenaba el barco rápidamente y Charles sabia que sus días estaban contados así que tomo varias botellas de wiski y se emborracho hasta volverse loco. Aun así, arrojo sillas y objetos para que la gente las usara como dispositivos de flotación. Finalmente salto al agua helada del atlántico. La mayoría murió en muy poco tiempo, pero el alcohol corría en su cuerpo, combatía el frio y lo mantenía en vida. Finalmente, un bote salvavidas lo rescato a la mañana siguiente. Al preguntarle como lo había logrado el simplemente dijo: “Solo estaba flotando ebrio en el agua”.
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