Debemos hablar de la corrupción, no sólo porque los costos económicos son altísimos, y los pagan finalmente los consumidores y los contribuyentes, sino, fundamentalmente, porque destruye el sistema de valores morales y la confianza entre los miembros de la sociedad. Corrupción significa, sencillamente, hacernos trampa, saltarnos las reglas que nos hemos dado pensando en el beneficio de todos. La corrupción es el egoísmo en su máxima expresión, porque supone que no me importa nadie, excepto uno mismo. Y, por lo tanto, la corrupción es incompatible con la ética colectiva. En este video te presentamos distintos casos de corrupción pública y privada, que compromete a políticos, directores de empresas y gerentes. También ofrecemos algunas soluciones o herramientas para enfrentar a la corrupción y proponemos avanzar de una ética individual a una ética colectiva.
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