El día en que Dios creó a las madres (y ya había pasado el día y la noche durante seis días), un ángel se le apareció y le dijo: –¿Por qué esta creación está dejándote tan inquieto, Señor? El Señor le respondió: –¿Has leído las especificaciones?: Ella tiene que ser totalmente lavable, pero no puede ser de plástico. Debe tener 180 partes móviles y sustituibles, y funcionar a base de café y sobras de comida. Tener un regazo suave que sirva de almohada para los niños. Un beso que tenga el don de curar cualquier cosa, desde una herida hasta un sufrimiento de amor. Y tener seis pares de manos para cumplir con todas las tareas. El ángel sacudió lentamente su cabeza y le dijo: –¿Seis pares de manos, Señor? ¡Parece imposible! –“Pero el problema no es ese”, dijo el Señor –“son los tres pares de ojos que esta criatura tiene que tener”. El ángel, c
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