No se puede tener conocimiento de Historia, de Relaciones Internacionales, etc... sino conocemos la acción malvada de la Masonería en los gobiernos de las naciones. Y no se puede ser notable historiador, político o gobernante, sino se denuncian sus crímenes. Ni cobardía, ni complicidad, ni indiferentismo. Destruyendo a la Masonería las naciones florecerán grandiosamente y las sociedades se desarrollarán en armonía y en el recto orden. Toda nación soberana se ha de liberar del yugo pestilente de la acción masónica. El Magisterio de la Iglesia Católica condena a la Masonería. La pertenencia a esta inicua y malvada organización supone la inmediata excomunión. Numerosos Sumos Pontífices han condenado, y siguen condenando, a la Masonería por sus criminales actividades. Siguiendo el llamado del Papa León XIII en su eximia Encíclica “Humanum Genus“ (1884) queremos continuar con la labor (al i
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