En una vecindad de Tepito muere la vieja Cuquita. Una vecina despierta a su marido El camarón que le pega por hacerlo. Él despierta a su vecino Ramón. Dos teporochos se van llorando a tomar pulque. Chucho, otro vecino, llora mientras arregla el cadáver, y Toño, ahijado de Cuquita, deja su puesto en el tianguis para ayudar. Dice que él la mató pues nunca pudo pagarle que lo recogió cuando los policías ataron a su padre. Carmela, la esposa del ahijado, recuerda que Cuquita le ayuda cuando su marido estaba en la cárcel. Al arreglar el cuerpo Ramón toca a otra vecina y se exita. Dos hermanas presumidas recuerdan que la fallecida las animaba y las ayudaba cuando peleaban. El esposo petrolero de una de ellas le da permiso para que vaya al entierro.
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