Semanas atrás, medios masivos occidentales lanzaron una alarma viralizada en redes sociales sobre la supuesta “condena a muerte” de un jugador de fútbol iraní por supuestamente “protestas a favor de las mujeres”. Ambas afirmaciones resultaron ser falsas, pero toda esa masiva campaña, toda esa indignación, todo ese clamor por justicia, se redujo a la nada misma cuando un jugador de fútbol palestino fue asesinado (no “condenado a muerte”, sino directamente asesinado por la espalda), por parte del régimen israelí.
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