El régimen de Israel está empujando el desarrollo de un conflicto mayor en Asia Occidental. Rusia lo califica de un tipo completamente nuevo de acto terrorista que combina gran magnitud y el empleo de las nuevas tecnologías de uso civil, pero utilizadas con fines terroristas. Entre los días martes y miércoles, la explosión de bípers, walkie-talkies, teléfonos, ordenadores portátiles, televisores e incluso sistemas de paneles solares, dejó más de cuatro mil heridos y cerca de 40 muertos. Frente a esto el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano, Hezbolá, promete una dura respuesta al régimen de Israel, asegurando que los recientes actos terroristas de los sionistas no lograron su objetivo, y muy por el contrario, propiciaron el incremento de su preparación y unidad. Desde la ONU se ha dicho que es urgente hacer realizar mayores esfuerzos para poner fin a este ciclo de violencia. Se insta a las partes a que vuelvan a comprometerse con la plena aplicación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad y vuelvan a un cese de las hostilidades para restablecer la estabilidad. Algo que parece que no está entre los planes de Tel Aviv. Este viernes se escucharon explosiones contra un apartamento en el suburbio sur de Beirut, la capital libanesa. Se habla de al menos DOCE muertos y 66 heridos, 9 de ellos en estado crítico. Medios locales han informado que el ataque fue llevado a cabo por un avión de combate israelí F-35 contra un apartamento en el área de Al-Jamous en el suburbio de Dahiyeh. Con este, durante 2024, ya suman tres los ataques perpetrados por el ejército israelí en los suburbios de Beirut. En esta edición de Detrás de la Razón analizamos las repercusiones que deja el creciente rechazo al genocidio de Israel en la Franja de Gaza y las advertencias del Eje de Resistencia a Tel Aviv por los ataques contra los palestinos y los líderes de los Movimientos de Resistencia. Por Osvaldo Canales
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