El rostro de la guerra se va adaptando a los tiempos. Como se observa en los escenarios bélicos actuales, los avances tecnológicos se van imponiendo en el campo de batalla. Cada vez son más habituales, y eficaces, los drones, tanto aéreos como marítimos y terrestres. Con todas las implicaciones que ello tiene, comenzando por los aspectos éticos. Ahora se puede acabar con el adversario a grandes distancias, casi como si de un videojuego se tratara. Paulatinamente, también se van imponiendo los soldados-robot, o robots-soldado, con sus ventajas, pero también con grandes inconvenientes. Lo mismo sucede con las llamadas armas autónomas letales. En paralelo, las grandes potencias abundan en el uso de los contratistas militares o mercenarios, con poderosas empresas militares privadas. En los últimos tiempos, ha llamado la atención el Grupo Wagner, empleado por el gobierno ruso en diferentes escenarios de Europa, Asia y África. Nos habla de esto
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