En Rusia, una osa con tres oseznos decidió que un sitio de construcción donde había varios trabajadores y dos perros podía ser un buen lugar para cenar. La plantígrada salió del bosque y se dirigió directamente a unos cubos que parecían tener comida para los canes. Ignorando los ladridos de protesta de estos, la mamá osa empezó a comer con avidez y sus crías se unieron luego al festín.
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