Hola, amigos de la Fosa Escéptica. Hoy los invito a acompañarme en un viaje que nos llevará a las profundidades y los intrincados laberintos del libro que es el fundamento de una de las religiones que más adeptos tiene, la Biblia. El Cristianismo, hay que reconocerlo, ha logrado convencer a millones, no siempre con los métodos más civilizados, primero de que existe un Dios al que hay que rendirle cuentas y segundo, de que ellos, los que manejan el negocio, son los únicos que saben exactamente lo que ese Dios quiere y que pueden ayudar al cristiano promedio, por una pequeña cuota, que no siempre es tan pequeña, para que el siempre pecador pueda tener acceso a una eternidad en el paraíso, que ellos también han inventado y salvarlos de la eterna condenación en un lugar llamado infierno que está lleno de sufrimiento y tortura, lugar que ellos también se han inventado. En fin, el negocio redondo. Hoy, amigos, en este viaje que les propongo, analizaremos un par de versículos de este supuesto sagrado libro que también supuestamente fue escrito bajo la supervisión del mismísimo creador de mundos y Universos, el mismísimo Dios de los Cristianos. Dos versículos que han causado una enorme división y polémica entre los mismos Cristianos y de estos con los protestantes y que a muchos nos parecen una de las más grandes, que digo grandes, gigantesca contradicción de las miles que contiene la Biblia. INTÉGRATE AL GRUPO DE FACEBOOK: DONACIONES EN PATREON: APOYA AL CANAL CON PAYPAL:
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