Las imágenes que le dieron la vuelta al mundo de tiendas y cuerpos ardiendo en el campamento de refugiados de Tel Al Sultan en Rafah aún siguen frescas. El 26 de mayo de 2024 quedará registrado en la memoria como el día en el que Israel cometió uno de los crímenes más atroces de la historia, cuando lanzó un misil que incendió el campamento y que mutiló y decapitó a varios palestinos, en esa zona, área que el mismo ejército israelí señaló como “segura” y pidió que la población civil palestina desplazada se dirigiera allí. Una de las imágenes más desgarradoras y traumáticas es la del niño Ahmad Al Najjar, que tenía apenas 18 meses, donde aparece su cuerpo sin cabeza, que fue arrancada por la explosión del proyectil israelí. Abdul Hafidh Al Najjar, padre de Ahmed, y sus dos hijos Mohamed y Yamen, sobrevivientes del ataque en el que perdió también a su esposa
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