Mauro Biglino presenta una visión de la Biblia como un libro histórico y literario, escrito por los judíos para documentar su historia y no como una obra de carácter divino. Según él, la Biblia no alberga conceptos abstractos y espirituales, sino que todo lo que se menciona tiene un sentido físico y terrenal. Biglino sostiene que los teólogos han manipulado la Biblia, alterando las palabras originales para representar la existencia de un Dios espiritual, en lugar de los “Elohim“, entidades físicas que interactúan con la humanidad. Utiliza lo que él llama “la regla de Hagamos como si“ para explicar su enfoque interpretativo, tomando los textos bíblicos literalmente y considerando las implicaciones de esas interpretaciones. Además, hace alusión a Heinrich Schliemann, el arqueólogo que descubrió la antigua ciudad de Troya, para destacar la importancia de leer los textos antiguos de manera literal, y
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