Cada año, los pastores de la república rusa de Daguestán llevan sus rebaños a los prados de montaña. Sin embargo, muchos daguestanos no ven ningún futuro en este estilo de vida tradicional y sus hijos se sienten tentados a abandonar la profesión de sus padres. Los pastores pasan meses en el camino, subsisten con dietas simples de carne y pan y viven en alojamientos improvisados. En estos días, el costo de la lana es demasiado bajo para que la profesión merezca el esfuerzo.
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