La UE ha aprobado para 2035 una normativa bastante compleja, y contradictoria. Por un lado, se declara neutral, por otro declara la neutralidad de emisiones en 2035, pero tal y como la han dejado, están de manera subterránea queriendo prohibir los motores de combustión interna. Por otra parte, la UE declara públicamente y sin titubeos que el objetivo es que para 2030 “los vehículos eléctricos sean más caros que los de combustión interna”. Sin embargo la norma se topa con la tozuda realidad: las contradicciones sobre perseguir las emisiones de C02, o las partículas contaminantes, las contradicciones sobre la crisis energética y la necesidad de aumentar los puntos de carga y la generación de energía limpia, la crisis social derivada de la pérdida de empleo de un continente y una industria que es líder mundial en motores de combustión, la tecnología que se quiere desterrar, hacen que la norma nazca con muchas grietas y muchas
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