El bolso de Eva Longoria es un pequeño Jacquemus que parece tener más espacio del que aparenta: de él salen desde un sacacorchos (la actriz y directora siempre está preparada para abrir una botella de vino) o miel para endulzar los tés que la acompañan en los aviones. Siempre lleva encima fotografías, y en este caso son polaroids que le recuerdan al rodaje de ‘Flamin’hot: la historia de los Cheetos picantes’ (Disney ), su primera película como directora. Además, la protagonista de ‘Mujeres desesperadas’ no se separa del espray para tapar las canas de L’Oréal ni de los imperdibles que rescata del fondo del bolso.
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