Violeta Parra es quizás la persona más importante de la música folklórica chilena. Una compositora de raíces profundas, un referente para la música hecha desde el corazón, con honestidad e inspiración. Para muchos, este ‘Gracias a la vida’ es un himno a la existencia; otros perciben en esta letra, en el estilo de su musicalización y en la monotonía de la misma, el reflejo de un alma triste despidiéndose del mundo. Violeta Parra se suicidó un año después de escribirla. GRACIAS A LA VIDA Gracias a la vida que me ha dado tanto me dio dos luceros, que cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco y en el alto cielo su fondo estrellado y en las multitudes el hombre que yo amo. Gracias a la vida que me ha dado tanto me ha dado el oido que en todo su ancho graba noche y día, grillos y canarios, martillos, turbinas, ladridos, chubascos, y la voz tan tierna de mi bien amado. Gracias a la vida que me ha dado tanto me ha dado el sonido y el abecedario; con el las palabras que pienso y declaro: Madre, amigo
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