Las ciudades más ricas de Estados Unidos se están infestando de adictos, delincuentes y personas sin hogar. Y no importa qué supuestas soluciones se les ocurran a nuestros políticos, estos problemas siguen empeorando. El paisaje de zonas antaño prósperas tiene un aspecto repugnante, casi como sacado de una película de terror postapocalíptica.
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