Fue el autor de las obras La Revolución de una Brizna de Paja y La Senda natural del Cultivo en que presenta sus propuestas para una forma de agricultura que es llamada agricultura natural, que él mismo practicó en su granja a través del conocido “método Fukuoka“. En 1988 recibe el Premio Ramón Magsaysay en la categoría Servicio Público, (premio llamado a veces el Premio Nobel asiático). Nació en la Ciudad de Iyo, en la Prefectura de Ehime. Descendiente de una familia dedicada a la agricultura desde hace siglos, comenzó su carrera como edafólogo, desviándose luego hacia la fitopatología. A la edad de 25 años, comenzó a dudar de la sabiduría de la agronomía moderna. Guiado por su intuición, decidió buscar un método de cultivo que protegiese las características de la tierra y eliminase trabajos innecesarios. Dejó su trabajo como científico de investigación, y volvió a su granja familiar en la Isla de Shikoku en Japón meridional para cultivar naranjas mikan ecológicas. De ese punto dedicó su vida a desarrollar su sistema de cultivo ecológico único que no requiere escardar (desherbar), usar pesticidas ni fertilizantes, ni labranza. Fukuoka ideó una forma de cultivo a la que llamó “agricultura natural“, que no sólo configuró filosóficamente, sino que también practicó a través del llamado método Fukuoka. Este método personal traspasó las fronteras del Japón y terminó configurando una referencia dentro de la agricultura natural en el mundo y también de la permacultura. El método de Fukuoka persigue reproducir las condiciones naturales tan fielmente como sea posible. Sus practicantes afirman que el suelo se enriquece progresivamente y la calidad de los alimentos cultivados aumenta,y todo ello sin esfuerzo. Principios de trabajo No arar: de esta forma se mantiene la estructura y composición del suelo con sus características óptimas de humedad y micronutrientes No usar abonos ni fertilizantes: mediante la interacción de los diferentes elementos botánicos, animales y minerales del suelo, la fertilidad del terreno de cultivo se regenera como en un ecosistema no perturbado. No eliminar malas hierbas ni usar pesticidas: estos destruyen los microorganismos del suelo. Fukuoka propone una interacción entre plantas que enriquece y controla la biodiversidad de un suelo. La presencia de insectos puede equilibrarse en un cultivo. No podar: dejar a las plantas seguir su curso natural. Sembrar mediante bolas de arcilla llamadas Nendo Dango Estos radicales principios de trabajo se basan en la filosofía Wu Wei, no hacer o más exactamente no intervenir o forzar las cosas. Bolas de arcilla (Nendo dango) Para mejorar la producción de la Naturaleza con la menor intervención posible ideó un sistema que permite sustituir el arado así como los espantapájaros y otros métodos: Mezclando semillas dentro de bolitas de barro de 1,5 cm que luego esparcirá por el campo las bolas se desharán con la primera lluvia intensa, y las semillas comenzarán a brotar, hasta entonces protegidas de los animales y el tiempo. en la mezcla de semillas vienen incluidas las semillas del cultivo que se desea hacer, junto a otras plantas (principalmente trébol blanco) que germinarán más pronto y crearán una capa fina que protegerá el suelo de la luz, impidiendo la germinación de hierbas, pero no de cereales o lo que se desea cultivar. En lugar de arar o desherbar el campo, lo recubre con restos de las plantas cultiv adas en la cosecha anterior, de forma que se crea un compostaje natural, que conserva la humedad y los nutrientes e impide la proliferación de hierbas no deseadas. Otros detalles En las bolas de arcilla puede incluirse una parte de abono natural (estiércol u otros) Una porción de pimienta de cayena ayuda a disuadir a los animales que se puedan comer las semillas En las bolas pueden incluirse diversas combinaciones, según sea el cultivo de cereales, hortalizas, frutales, zona boscosa, etc. de modo que pueden tener muchos más usos que el de producción de alimentos agrícolas: reforestación, reverdecimiento, regeneración de suelos. Sistema de trabajo Su sistema se basa en respetar, e incluso potenciar, los ciclos naturales, de manera que estos aseguran una mejor calidad del crecimiento de las plantas. Mediante sencillas intervenciones en el momento adecuado, permite reducir considerablemente el tiempo de trabajo. Estas intervenciones se basan en la interacción de biosfera y suelo. Por ejemplo: En otoño siembra arroz, trébol blanco y cereal de invierno en el mismo campo, y los cubre con una espesa capa de paja de arroz. El centeno o la cebada y el trébol brotan inmediatamente, pero las semillas de arroz permanecen latentes hasta la primavera. El centeno y la cebada se siegan en mayo y se esparcen sobre el campo para que se sequen durante una semana o diez días. CONTINÚA EN COMENTARIOS
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