La operación Diana-Vizardlike, que se enmarca en la lucha contra las redes de tráfico de armas que nutren las organizaciones criminales o terroristas, comenzó en 2019 cuando agentes de la institución española y de la NCA detectaron numerosos delincuentes que se surtían de armas ilegales en el mercado negro europeo. Los investigadores se percataron de que personas de diferentes países de la Unión Europea utilizaban identidades falsas, direcciones ficticias o medios virtuales de pago clonados para conseguir armas de alarma o señales —conocidas como detonadoras o de fogueo— en establecimientos y plataformas en línea autorizadas para luego transformarlas en letales con capacidad de efectuar fuego real y disparar munición con proyectil.
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